Conocí hace tiempo a un gitano que me inspiro, entre otras cosas, a escribir unos cuentitos cortos... a veces bien cortos.
De gitanos que no duermen pero sueñan con largas piernas que los abrazan y los transportan a reinos de princesas con dulces labios y oscuros ojos.
De princesas desveladas que imaginan que se enredan, en las largas cabelleras, a gitanos como hojas que bailan en el viento y las transportan con su música a los sueños mas lejanos.
Y ya.
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