lunes, 9 de enero de 2017

Vení

Vení, dejá el frio afuera que se las arregle como pueda. Entrá, la puerta con llave, las luces apagadas. Conocés el camino. Cóntame solo un poco, de tu día hoy. Solo un poco. Como para no entrar tan directo en materia, para no sentir que llegará el alba, la mañana, el día.

Vení, sé que rato hace que has comido, así que, sé de sobra que no tendrás hambre. Sin embargo, si hiciese falta, encontrarás alimento.

Vení, que te busqué más temprano, cuando aún la luz del día era radiante y el calor al sol intenso, y tuve que conformarme con una sonrisa, no solo lejana, sino distante.

Vení, que hace tiempo que te espero... parecierán días, horas, pero ahora que lo pienso lo siento como años. No me he dado la oportunidad de recuperarte, de recordarte. De ser de nuevo, lo que quiero, lo que esperas. ¿Para vos también han sido como años, decís? ¡Venga! Ánotalo que es la primera coincidiencia... espero, muchas más ¿eh?

Vení, coincidí conmigo en esta oscura y fria noche, hagamos como que no llegará mañana, hablemos poco, de lo común, de lo trivial; y luego, igual de la nada, hagamos silencio... sin mirarnos, sin articular sonido, no hará falta, te aseguro.

Vení, reconocé con tus manos lo que siento, lo que no digo; encontrá con los labios las palabras guardadas, las que no hace falta pronunciar.

Vení, por hoy, dejáme reducir los días, los años en un abrazo, en un roce, en una caricia liviana que te permita descansar... tan solo un poco.